MADRID, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de Oxford han contribuido a desmentir la teoría popular de que el agua en la Tierra se originó a partir de asteroides que bombardearon su superficie.
En realidad, el material que formó nuestro planeta era mucho más rico en hidrógeno de lo que se creía y que el origen del agua en nuestro planeta es 'nativo'.
Utilizando un tipo raro de meteorito, conocido como condrita de enstatita, cuya composición es análoga a la de la Tierra primitiva (hace 4.550 millones de años), han descubierto una fuente de hidrógeno que habría sido crucial para la formación de moléculas de agua. Los resultados se publican en 'Icarus'.
Fundamentalmente, demostraron que el hidrógeno presente en este material era intrínseco y no provenía de contaminación.
Sin hidrógeno, componente fundamental del agua, habría sido imposible que nuestro planeta desarrollara las condiciones necesarias para la vida. El origen del hidrógeno, y por extensión del agua, en la Tierra ha sido objeto de un intenso debate, ya que muchos creen que el hidrógeno necesario fue transportado por asteroides desde el espacio exterior durante los primeros 100 millones de años de la Tierra. Sin embargo, estos nuevos hallazgos contradicen esta teoría, sugiriendo, en cambio, que la Tierra contaba con el hidrógeno necesario para crear agua desde su formación.
El equipo de investigación analizó la composición elemental de un meteorito conocido como LAR 12252, recolectado originalmente en la Antártida. Utilizaron una técnica de análisis elemental llamada espectroscopía de absorción de rayos X de estructura cercana al borde (XANES) en el sincrotrón Diamond Light Source.
Un estudio previo dirigido por un equipo francés identificó inicialmente trazas de hidrógeno en el meteorito, dentro de materiales orgánicos y partes no cristalinas de los cóndrulos (objetos esféricos de tamaño milimétrico dentro del meteorito). Sin embargo, no se contabilizó el resto, lo que significa que no estaba claro si el hidrógeno era nativo o se debía a contaminación terrestre.
El equipo de Oxford sospechó que cantidades significativas de hidrógeno podrían estar unidas al abundante azufre del meteorito. Mediante el sincrotrón, proyectaron un potente haz de rayos X sobre la estructura del meteorito para buscar compuestos que contuvieran azufre.
ANÁLISIS FORTUITO
Al escanear inicialmente la muestra, el equipo centró sus esfuerzos en las partes no cristalinas de los cóndrulos, donde ya se había encontrado hidrógeno. Sin embargo, al analizar fortuitamente el material que rodea uno de estos cóndrulos, compuesto por una matriz de material extremadamente fino (submicrométrico), el equipo descubrió que la propia matriz era increíblemente rica en sulfuro de hidrógeno. De hecho, su análisis reveló que la cantidad de hidrógeno en la matriz era cinco veces mayor que en las secciones no cristalinas.
En cambio, en otras partes del meteorito que presentaban grietas y signos de contaminación terrestre evidente (como óxido), se encontró muy poco o nada de hidrógeno. Esto hace muy improbable que los compuestos de sulfuro de hidrógeno detectados por el equipo tuvieran un origen terrestre.
Dado que la proto-Tierra estaba hecha de material similar a las condritas de enstatita, esto sugiere que para el momento en que el planeta en formación se volvió lo suficientemente grande como para ser golpeado por asteroides, habría acumulado suficientes reservas de hidrógeno para explicar la actual abundancia de agua de la Tierra.
Tom Barrett, estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford, quien dirigió el estudio, declara: "Dado que la probabilidad de que este sulfuro de hidrógeno provenga de contaminación terrestre es muy baja, esta investigación proporciona evidencia vital para respaldar la teoría de que el agua en la Tierra es nativa, es decir, un resultado natural de la composición de nuestro planeta".
El profesor asociado James Bryson, coautor del estudio, añade en un comunicado: "Una pregunta fundamental para los científicos planetarios es cómo la Tierra adquirió su aspecto actual. Ahora creemos que el material que formó nuestro planeta -que podemos estudiar mediante estos raros meteoritos- era mucho más rico en hidrógeno de lo que pensábamos. Este hallazgo respalda la idea de que la formación del agua en la Tierra fue un proceso natural, y no una casualidad de asteroides hidratados que bombardearon nuestro planeta tras su formación".