La extremista Confederación irrumpe en el largo feudo entre el favorito Ley y Justicia y la opositora Plataforma Cívica
Un referéndum anexo sobre la migración servirá para calibrar la opinión de los polacos sobre la política de Bruselas
MADRID, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -
Polonia celebra este domingo unas elecciones legislativas que definirán su relación con la Unión Europea tras años de tensiones entre Bruselas y Varsovia sobre política judicial y migratoria, en medio de un apoyo menguante a la guerra de Ucrania representado en el crecimiento en las encuestas de la coalición ultraconservadora conocida como la Confederación, posible actor crucial en el caso de que ocurrieran negociaciones posteriores para formar Gobierno.
Sobre el papel, las elecciones representan el enésimo enfrentamiento entre los dos grandes rivales de la política nacional polaca. Por un lado está Ley y Justicia (PiS), favorito con un 37 por ciento de intención de voto, bajo la guía del líder 'de facto' del país, el ex primer ministro Jaroslaw Kaczynski. A siete puntos porcentuales, con un 30 por ciento, está la opositora Plataforma Cívica (PC) del ex presidente del Consejo Europeo Donald Tusk, quien regresó a primera línea política en 2021 como gran esperanza de los europeístas tras años de fricciones por una serie de decisiones abanderadas por el PiS para conseguir la primacía de la legislación nacional sobre el derecho comunitario.
El judicial no es el único terreno de discrepancias, como demuestran las constantes críticas de Bruselas a lo que percibe como una vulneración de los derechos de la comunidad LGBTIQ por parte de Varsovia. Las autoridades europeas llevan años intentando convencer sin éxito a las autoridades nacionales de que actuaran contra la decisión de varios municipios de declarar en 2019 que su territorio eran "zonas sin ideología de género".
Bruselas también ha exigido al Gobierno polaco que investigue con claridad y transparencia el escándalo por la supuesta venta de visados a través de una red en sus embajadas en África y Asia para conceder permisos de trabajo a cambio de sobornos, según reclamó a principios de mes el vicepresidente de Migración de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. Su mensaje acabó por colmar la paciencia de la eurodiputada Jadwiga Wisniewska, de Ley y Justicia, quien denunció la crítica de Schinas directamente como un "pseudoescándalo" concebido para interferir en la campaña electoral polaca.
Todas estas tensiones tienen la misma base: la resistencia de Polonia a adoptar el derecho comunitario al nivel que solicita Bruselas. Ocurre exactamente lo mismo con el tema de la migración. La Unión Europea intenta cerrar el acuerdo sobre el Pacto Migratorio y Asilo antes de que acabe la legislatura europea en junio del próximo año, un acuerdo que Polonia trata de frenar junto a Hungría porque rechazan de plano cualquier tipo de respuesta común a un asunto que consideran puramente nacional y se niegan a asumir parte de la acogida de refugiados que lleguen a la UE. Y es por ello que el referéndum anexo sobre migración representa, en el fondo, una cuestión general sobre las relaciones con Bruselas.
ENEMIGOS IRRECONCILIABLES
La guerra en Ucrania ha caracterizado durante la campaña el largo enfrentamiento entre Kaczynski y Tusk, que ha adquirido viciosos niveles de hostilidad, entre acusaciones mutuas de traición a la patria. Ambos han usado a su enemigo común, Rusia, para acusar a su rival de debilitar el espíritu nacional a mayor fortuna del presidente ruso, Vladimir Putin.
Las relaciones entre Polonia y Ucrania no pasan por su mejor momento, en especial desde que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, denunciara en plena Asamblea General de la ONU algunos de los aliados ucranianos en Europa estaban actuando de acuerdo con sus fines políticos a la hora de suspender las exportaciones de cereales ucranianos hacia sus países, en clara alusión a Polonia, aunque sin mencionarla explícitamente.
Zelenski fue contestado con dureza por la cabeza visible del PiS, el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, quien fue en su día asesor económico de Tusk antes de cambiar de bando. "No se atreva a insultar a los polacos. Nosotros estamos ayudando contra este brutal ataque ruso, pero siempre defenderemos nuestros intereses y nuestro buen nombre", respondió el mandatario.
En medio de este panorama emerge la Confederación que lidera Slawomir Mentzen, un joven político de 36 años, autoproclamado como libertario, que en 2019 dejó claros los cinco pilares de su programa. "Nada de judíos, nada de abortos, nada de homosexuales y nada de impuestos", declaró en unos comentarios que ha diluido desde entonces, consciente de que el 9 ó 10 por ciento de intención de voto en las encuestas le coloca como gran activo en las negociaciones, hasta simplificar su propuesta a solo dos puntos: "Menos impuestos y cero beneficios sociales para los ucranianos".
Quedan también por ver los resultados de Tercera Vía, una coalición liderada por el ex presentador Szymon Holownia y su movimiento 2050, en cooperación con el agrario Partido de los Campesinos de Polonia, que goza de momento de un 10 por ciento de los votos, aproximadamente el mismo porcentaje que obtendría el partido socialdemócrata La Nueva Izquierda.
El umbral para la entrada en el Parlamento está en el 8 por ciento para los partidos que concurren en coalición, mientras que los individuales solo necesitan de un 5 por ciento para pasar.
En campaña, Tusk y la otra gran figura del partido, el alcalde de Varsovia Rafal Trzaskowski, han reivindicado las políticas liberales de su partido pero también han intentado ganarse al electorado del PiS con soflamas nacionalistas. "Esta tierra rojiblanca", declaró Tusk durante la multitudinaria marcha de hace dos semanas en Varsovia, "puede ser un lugar para que la gente sea libre de nuevo".
El ex presidente del Consejo Europeo también ha avisado de que un triunfo del PiS podría terminar de consolidar las presuntas ambiciones de Kaczynski -- "como él mismo me contó, cuando todavía me hablaba con él", declaró Tusk a Polsat -- para impulsar un protocolo de salida de la UE, algo desmentido por el ex primer ministro y su actual representante en el Gobierno, el actual mandatario Mateusz Morawiecki.
Por su parte, Kaczynski se ha limitado a endurecer todavía más su mensaje contra Bruselas y contra la migración. "Vamos a terminar lo que empezamos", declaró el ex primer ministro durante la campaña, mientras Morawiecki reivindicaba la "fortaleza" en la que se ha convertido Polonia durante su mandato.
REFERENDUM MIGRATORIO
A todo este panorama hay que añadir el referéndum de cuatro preguntas aprobado este pasado verano y cuya cuarta cuestión deja a las claras la postura del Gobierno polaco sobre la migración: "¿Apoya la admisión de miles de migrantes ilegales de Oriente Próximo y África conforme al mecanismo de reubicación forzada impuesto por la burocracia europea?".
El plebiscito, criticado por Plataforma Cívica como un ejemplo de distorsión, también pide opinión a la ciudadanía sobre la venta de activos nacionales a entidades extranjeras, el incremento de la edad de jubilación a los 67 años o la eliminación de la barrera fronteriza con Bielorrusia levantada como medida de protección frente al aliado de Putin durante la guerra.
Sobre el proceso, un total de 6.656 candidatos de 41 distritos electorales se disputarán 460 escaños, de acuerdo con un sistema de representación proporcional de Polonia. Los senadores se eligen en 100 distritos de mandato único, en los que cada grupo político tiene derecho a presentar un solo candidato.
Los colegios electorales abrirán a las 07.00 y cerrarán sus puertas en torno a las 21.00, cuando los medios publicarán sus primeras encuestas y proyecciones a pie de urna. El recuento oficial final no se conocerá hasta el martes, como tarde.