MADRID 11 Feb. (EUROPA PRESS) -
Al menos cinco personas han muerto y otras siete han resultado heridas este martes a causa de un atentado suicida perpetrado en los alrededores de un banco en la ciudad afgana de Kunduz, capital de la provincia homónima (norte), según han confirmado las autoridades.
El portavoz de la Policía provincial, Jumadín Jaksar, ha indicado que el terrorista suicida se ha inmolado cerca de una sede del Banco Kabul en la ciudad, sin que por el momento haya reclamación de la autoría del atentado.
Asimismo, ha afirmado que las fuerzas de seguridad no han realizado detenciones por ahora, si bien ha recalcado que las autoridades instauradas por los talibán tras hacerse con el control del país en agosto de 2021 han abierto una investigación para identificar a los responsables del ataque.
Fuentes hospitalarias citadas por la agencia afgana de noticias Jaama Press han elevado a 17 el número de muertos, mientras que otras han señalado que la cifra de fallecidos podría ser incluso mayor, si bien las autoridades no han confirmado por ahora este extremo.
El grupo yihadista Estado Islámico Provincia de Jorasán (ISKP) ha reivindicado la autoría de todos los atentados suicidas perpetrados en Afganistán desde la llegada al poder de los talibán, a pesar de que las autoridades aseguran que el grupo ya no supone una amenaza significativa.
De hecho, el portavoz de los talibán y viceministro de Información afgano, Zabihulá Muyahid, reiteró el lunes en declaraciones concedidas a la cadena de televisión afgana Tolo TV que "Estado Islámico no es una amenaza en Afganistán y no tiene fuerza alguna".
"Ha sido aplastado de forma significativa y no es considerado ya un peligro para Afganistán. Los efectos que se extiendan en la región (por las actividades del grupo yihadista) no nos conciernen y estamos seguros de que Estado Islámico no es una amenaza para Afganistán", remachó.
El grupo, que considera a los talibán unos traidores a la ortodoxia de la 'sharia' o ley islámica y defiende una interpretación mucho más dura, reivindicó en diciembre el asesinato del ministro de Refugiados y Repatriados afgano, Jalil Ramna Haqqani, en un atentado que se saldó con otros tres muertos y que fue perpetrado cuando el hombre salía de una mezquita de la capital, Kabul.