BUENOS AIRES, 16 Set. (Mario Poliak) -
El Papa Francisco recibió a la cúpula de la CGT en el Vaticano, donde los sindicalistas hicieron una cruda descripción sobre las políticas sociales y económicas del presidente Javier Milei, pero el Pontífice evitó efectuar planteos directos al respecto, mostrándose particularmente cauto.
Según la información recogida, durante la conversación de media hora se hizo hincapié en "el desarrollo, la producción y el trabajo".
El encuentro fue distendido, no obstante lo cual, los sindicalistas plantearon un crítico cuadro de situación y coincidieron con el Papa en defender "la dignificación del trabajo" y procurar "el diálogo social para resolver de manera tripartita (empresarios, trabajadores y Estado) los principales problemas que vive nuestro país".
La comitiva estuvo encabezada por Héctor Daer, del gremio de la Sanidad, y Pablo Moyano, de camioneros, e integrada por una decena más de dirigentes.
Los gremialistas, en especial Moyano, el más combativo de la conducción cegetista, hicieron foco en "el desarrollo, la producción y el trabajo" como aspectos fundamentales que la administración libertaria se niega a tomar en cuenta.
Francisco evitó pronunciamientos contundentes, quizás una señal de que mantiene viva la esperanza de visitar la Argentina. "Si Dios quiere, el año que viene voy a ir a nuestro país", les prometió.
Sólo señaló "la importancia que tiene la dignificación en el trabajo como un valor trascendental y un ordenador social que está alineado con los principios de la doctrina social de la Iglesia".
También destacó la igualdad de género y comentó los "muchos cambios" que en ese terreno introdujo en la estructura institucional del Vaticano. "Siempre es muy importante el protagonismo de la mujer, pero más en este momento, porque genera una transparencia y una lealtad en los objetivos de cada tarea", según señaló.
Francisco tuvo tiempo para evocar una anécdota: Fue la de su primer empleo, en un laboratorio de farmacia, junto a una simpatizante comunista que desaparecería durante la dictadura, víctima de los llamados "vuelos de la muerte".
Tras relatar las desigualdades sociales que observó durante su último viaje por Asia y Oceanía, advirtió que en los últimos tiempos éstas se profundizaron, por lo que pidió "defender la solidaridad, el trabajo y la justicia social", término, este último, que aborrece particularmente el presidente libertario Milei.