MURRIETA (CALIFORNIA), 5 Jul. (Reuters/EP) -
Las manifestaciones en defensa y en contra de la inmigración se han intensificado en la ciudad californiana de Murrieta este viernes, donde los asistentes han bloqueado una carretera a la espera de la llegada de familias centroamericanas indocumentadas.
Numerosos manifestantes, tanto defensores como detractores de la cuestión de la inmigración, han acudido a Murrieta, donde se supone que iban a llegar unas 140 familias indocumentadas en autobuses desde Texas. Una vez allí, las autoridades esperaban que fuesen liberados bajo supervisión limitada mientras se solucionaba su probable deportación.
Con pancartas, megáfonos, cánticos e incluso rezos y bailes los manifestantes han esperado a los autobuses, aunque las autoridades no han dado información sobre cuándo llegarían.
La ciudad de Murrieta ha protagonizado numerosos titulares esta semana cuando varios de sus ciudadanos consiguieron bloquear la llegada de tres autobuses que transportaban familias indocumentadas hacia una estación de control fronterizo.
Algunos de los residentes han mostrado su preocupación de que a raíz de este suceso la ciudad sea considerara racista. "No somos así, somos buenas personas, muy compasivas", ha afirmado una de las manifestantes, Anita Radosevic, que se ha mostrado en contra de la llegada de ciudadanos centroamericanos a Estados Unidos.
"La gente que viene no es de México", ha explicado Radosevic. "Estamos más que dispuestos a ayudar a nuestros ilegales de México. Son más parecidos a los estadounidenses. Vienen aquí y trabajan duro", ha subrayado en declaraciones a Reuters.
"TIENEN QUE HUIR"
Por otro lado, numerosos manifestantes han viajado cientos de kilómetros para llegar a Murrieta y mostrar su apoyo a estos inmigrantes. "Esto es horrible, lo que este Gobierno ha hecho a todos los centroamericanos, dominándoles económicamente durante décadas, causando unas condiciones por las que la gente ha tenido que huir de sus casas", ha criticado Joey Jonhson, de San Francisco.
FLUJO DE CENTROAMERICANOS
Las familias de inmigrantes que llegan al sur de California son parte de un gran flujo de centroamericanos --muchos de ellos niños-- que cruzan el Valle del Río Grande en Texas y logran sortear sin ser detenidos las agencias de inmigración y fronteras de Estados Unidos, según funcionarios.
En mayo, autoridades federales revelaron que estaban enviando a cientos de inmigrantes a estaciones de autobús en Phoenix y Tucson con una orden de presentarse ante una oficina de ICE en 15 días. Esa medida ha sido duramente criticada por el gobernador estatal y el fiscal general de Estados Unidos.
Una serie de funcionarios republicanos electos han dicho que el presidente Barack Obama estaba fracasando en asegurar la frontera y que debía deportar más rápidamente a los inmigrantes provenientes de Centroamérica.
La controversia se produce en momentos en que grupos estadounidenses presionan por una reforma política que permita acceder a la ciudadanía estadounidense a aproximadamente 11 millones de inmigrantes ilegales.
El republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, dijo a Obama la semana pasada que su cámara no votaría este año una reforma inmigratoria. Obama se comprometió el lunes a trasladar recursos desde el interior de Estados Unidos hacia la frontera para hacer frente a la crisis de inmigración y anunció que optará por la vía ejecutiva para llevar a cabo cambios en el sistema migratorio ante la parálisis en el Congreso.