BUENOS AIRES, 30 Ago. (Mario Poliak) -
Las empresas del sector siderúrgico están en alerta por una posible avalancha importadora de acero de China "a precio vil", luego de que el Gobierno tomara la decisión de simplificar el ingreso de ese producto al país.
El Ministerio de Economía intenta incrementar la competencia para reducir el llamado "costo argentino" y mejorar así los precios internos, bajando la inflación.
El ministro Luis Caputo anunció la eliminación de "trabas burocráticas para la importación de acero, aluminio y materiales para la construcción", entre otras medidas que apuntan también a promover las exportaciones "de más de cinco mil empresas", según dijo el funcionario a través de las redes sociales.
El próximo martes, serán recibidos por parte del equipo económico los directivos de la Cámara Argentina del Acero, aunque las negociaciones de las empresas con el Gobierno ya comenzaron hace rato.
Para el sector, China representa hoy una amenaza importante. Tanto que, según argumentan, varios países de la región están aplicando medidas antidumping y subiendo aranceles, algo que reclaman las empresas locales y que el Gobierno parece no dar el brazo a torcer.
Según alegan, temen por el riesgo de que ingrese acero chino "a precio vil", pero el Gobierno ya avisó que si eso llegara a ocurrir, "tomará las medidas pertinentes", según indicaron fuentes del sector al portal Infobae.
El titular del grupo de origen ítalo-argentino Techint, con sede en Luxemburgo, Paolo Rocca, que lidera el sector, viene refiriéndose a esta "amenaza" y recientemente en San Pablo, Brasil, advirtió que competir con China se volvió "sustancialmente imposible" por la "absoluta asimetría" de las relaciones económicas y comerciales con el gigante asiático.
Además, agregó: "Las importaciones chinas ayudan a controlar la inflación en nuestros países, pero tienen un impacto negativo en nuestros sectores industriales; y tienen efectos aun peores sobre la inversión y el crecimiento".
La medida anunciada por Caputo consiste específicamente en que se modifica el reglamento técnico del acero, que simplificará y bajará los costos del proceso de importación de este insumo clave para la economía, además de eliminar controles "arbitrarios" sobre otros insumos para la construcción.
A partir de esta resolución, las empresas que importen acero y materiales para la construcción podrán presentar declaraciones juradas con certificaciones internacionales válidas en todo el mundo, que serán equivalentes a las del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM).
De esa manera, podrán "evitar complejos trámites que generaban meses de demora y costos adicionales para la producción", se explicó. Para el Gobierno, estas medidas implicaban normas para arancelarias que buscaban frenar el ingreso de producto importado.