BUENOS AIRES 28 Ago. (Mario Poliak) -
A partir del 1 de setiembre, se reducirá el impuesto PAIS para la importación de bienes y fletes, con lo que se espera que, para compensar, se endurezca el ajuste fiscal "más grande de la historia", como suele llamarlo el presidente Javier Milei.
De esta manera, la alícuota pasará de 17,5% a 7,5%, como era antes de la llegada de la actual administración, que le permitió en estos ocho meses acumular el equivalente a 2,4 por ciento del PBI, según estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
No obstante y debido a la recesión por la que atraviesa la economía argentina, los ingresos fiscales se redujeron un 5 por ciento, agujero que ahora se profundizará con esta medida. En tanto, el gasto primario descendió 31 por ciento interanual real.
En resumen, la reducción del impuesto PAIS implicará una caída de 40 por ciento en una de las principales bases de recaudación del Ministerio de Economía. Se espera que el organismo confirme la medida en los próximos días.
La decisión tiene otro efecto colateral: el abaratamiento del dólar importador, con el que deberán lidiar buena parte de las Pymes locales, ante la segura irrupción de productos del exterior beneficiados por la paridad cambiaria.
Según la política proyectada por el Palacio de Hacienda, para 2025 dicha tasa debería ser eliminada, una vez que el Gobierno pueda alcanzar el tan ansiado "déficit cero" en materia financiera.
No obstante, en julio en este rubro el déficit fue de más de $600.000 millones, lo que muestra que el superávit primario no alcanzó para cubrir los intereses por la deuda soberana, que alcanzan a 0,35% del PBI.
El ahorro fiscal acumulado es la mitad del comprometido originalmente ante el FMI para cumplir con las metas de este año, por lo que se calcula que el ajuste deberá alcanzar a los 5 puntos.
Hasta ahora, el mayor peso lo vienen sobrellevando las empresas eléctricas y gasíferas acreedoras del Estado, que se les impuso un bono en dólares que incluyó una quita de 50% de la deuda; las cajas de jubilaciones provinciales, la coparticipación adeudada a la Ciudad y la paralización de la obra pública, además de los haberes de empleados públicos.
Como contrapartida a la baja de ciertos impuestos, volverán a subir otros: así ocurrirá con la restitución de Ganancias y los tarifazos en los servicios públicos. Además, el Gobierno apuesta sus fichas al blanqueo de capitales radicados en el exterior.