Publicado 01/04/2024 09:30

ARGENTINA.-El campo pide otra devaluación y el Gobierno prende velas a "Santa Kristalina"

Archivo - Campo de la Comunidad de Valencia
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BUENOS AIRES 1 Abr. (Mario Poliak) -

El sector rural está disconforme con el tipo de cambio y amenaza con liquidar lo estrictamente necesario de la cosecha gruesa si no consigue que el Gobierno vuelva a realizar una devaluación, a lo que se resiste, por lo que lo único a lo que podría aferrarse el equipo económico para obtener dólares es el FMI, a través de un nuevo acuerdo.

Sin embargo, hace pocos días pasó por Buenos Aires el director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo, Rodrigo Valdés. Tras reunirse con el presidente Javier Milei, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el titular del BCRA, Santiago Bausili, el propio organismo advirtió que aun es "prematuro" hablar sobre esa posibilidad.

Tras la devaluación de diciembre, el gobierno de Milei consiguió planchar el dólar, medida que resultó clave para frenar la inflación. Ello mejoró el nivel de las reservas brutas, además de que las compras efectuadas durante estos meses fortalecieron las arcas del Central.

Sin embargo, estos números descansan sobre la gran deuda que tienen los importadores con sus proveedores, ya que el Central no les entrega los dólares en tiempo y forma. Si se restara estas obligaciones a las reservas brutas, el resultado neto daría negativo, razón por la que el Gobierno tiene todas las fichas apostadas a la cosecha gruesa, que debería comenzar este mes y extenderse hasta junio.

Pero el sector agroexportador, que hasta ahora era un sólido aliado, comienza a mostrar sus dudas ante la falta de respuesta a sus reclamos, ya que, a la baja en los productos internacionales, se le suma el aumento en el costo de los insumos, por la inflación en dólares.

Mientras no consiguen una devaluación, exigen que se les baje o directamente anulen las retenciones a las exportaciones, como prometió Milei que haría a mediano plazo.

En tal sentido, Nicolás Pino, titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que nuclea en su mayoría a los productores más fuertes, advirtió que "esto no da para más. La presión fiscal es enorme". En el caso de la soja, la tasa impositiva alcanza a 33 por ciento.

Ideológicamente hay coincidencia en el Gobierno con el ruralista, pero como la necesidad tiene cara de hereje, necesita los dólares y la eliminación de esta tasa echaría por tierra el superávit fiscal del que hacen gala tanto la Casa Rosada como el Palacio de Hacienda.

El presidente Milei y el ministro Luis Caputo ya anticiparon que la probable eliminación de las retenciones sería impracticable antes del año próximo.

La soja es el principal producto de la cosecha gruesa cuya liquidación es la más próxima, pero los productores y exportadores amenazan con liquidar lo menos posible.

Los ruralistas estiman que se venderá sólo para cancelar los compromisos financieros adquiridos con anterioridad.

En tal sentido, la evaluación es que, sobre un total de 48,5 millones de toneladas con que cuenta el complejo sojero para los próximos tres meses, solo se venderá cerca de 28 millones.

Ante esta situación, el Gobierno espera como maná del cielo que el FMI acceda a otorgarle 15.000 millones de dólares, única forma que tiene, sino para dolarizar al menos para liberar el cepo cambiario, una de las exigencias que se le hacen desde el sector externo.

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