BUENOS AIRES, 5 Jul. (Mario Poliak) -
El presidente Javier Milei no participará de la cumbre del Mercosur, que se realizará este lunes en Asunción del Paraguay, y en su lugar viajará a la ciudad brasilera de Camboriú, para asistir a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC).
En dicha ciudad balnearia del estado de Santa Catarina, el sábado y domingo sesionará la CPAC, de la que también participará el ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Durante las deliberaciones es muy posible un encuentro entre ambos amigos, si bien no está confirmado oficialmente.
El Gobierno, a través del vocero Manuel Adorni, atribuyó a una "sobrecarga en la agenda" la ausencia de Milei a la cumbre del Mercosur, donde tendría que verse las caras con el brasileño Lula Da Silva y el boliviano Luis Arce, con quienes viene de mantener fuertes disputas políticas y hasta personales.
Un día después de estar en Camboriú, Milei encabezará, en la ciudad norteña argentina de San Miguel de Tucumán, la firma del "Pacto de Mayo", junto a gobernadores, legisladores, funcionarios judiciales, empresariales y figuras políticas, entre ellas posiblemente el ex presidente Mauricio Macri.
La CPAC es un grupo conservador influyente en el mundo. Su creación data de 1974 y reúne a cientos de organizaciones de la derecha política, líderes y activistas. La última reunión se celebró el año pasado en Washington.
Eduardo Bolsonaro, el hijo del ex mandatario brasileño, confirmó el viaje de Milei y consideró muy probable un encuentro con su padre.
Entre los asistentes, además de gobernadores, diputados y líderes brasileños, sobresalen dirigentes de la derecha latinoamericana, como el mexicano Eduardo Verásategui y el chileno José María Kast.
Milei se ahorrará así tener que enfrentarse especialmente a Lula, con quien viene manteniendo una disputa verbal incluso desde antes de su llegada al Gobierno. Vale recordar que el ex líder de los metalúrgicos paulistas no asistió a la ceremonia de asunción y envió en su lugar al canciller Mauro Vieira.
Milei intentó luego un acercamiento, a través de una carta enviada en manos de la canciller Diana Mondino, que Lula nunca respondió. Hizo saber que primero el argentino le debía una "disculpa" a su país y a él mismo, por haber dicho "muchas tonterías", pero el libertario se negó rotundamente a complacerlo.
Por el contrario, Milei redobló la apuesta diciendo que no tenía por qué disculparse de sus acusaciones de "corrupto y comunista", y lo llamó "zurdito con el ego inflamado".
A esto se suma la presencia de Arce. El boliviano lo cruzó después de que Milei lo acusara de "fraguar un golpe" en su contra, afirmando que sus dichos "no ayudan al buen vecindario". La cancillería fue menos diplomática que su presidente y en un duro comunicado advirtió que "la convivencia pacífica y la hermandad entre nuestros pueblos nunca debe ser perturbada por intereses mezquinos e ideologías fascistas".