BUENOS AIRES, 21 Jun. (Mario Poliak) -
Una nueva interna y viejos enconos demoran la llegada de Federico Sturzenegger al gobierno de Javier Milei, quien hace ya casi un mes anticipó el ingreso al Gabinete de su asesor financiero y hombre de extrema confianza.
El principal escollo lo constituye el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, quien aun recuerda con rencor las públicas rencillas que supo mantener con el ex titular del Banco Central en los años de Mauricio Macri en la Casa Rosada.
El ministro de Economía hizo alianza con "el otro" Caputo, Santiago, hombre fuerte de la gestión libertaria, a quien Milei sería capaz de confiarle hasta la llave de su casa. La tercera pata de esta entente la conforma el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien en los últimos meses y al calor de las negociaciones por la Ley Bases, también supo ganarse la confianza del jefe del Estado.
Al tanto de todo, Milei evalúa de qué manera podría cumplir su promesa sin correr los riesgos que generaría cualquier chispa entre estos viejos adversarios. El resultado es que, por ahora, la designación de Sturzenegger quedó en "stand by", como mínimo hasta el regreso de la gira presidencial por Europa, o tal vez por más tiempo.
Antes de asumir, Sturzenegger ya lanzó la primera piedra: reclamó mayores asignaciones presupuestarias de las que se le pensaban otorgar, lo que desató el alerta en el ministro de Hacienda, celoso del cuidado del déficit fiscal. Al menos, es el argumento que usa Caputo para resistir.
Según fuentes oficiales, detrás de esta disputa se esconde la intención de Sturzenegger de crear bajo su mando un "súper ministerio", algo a lo que obviamente Caputo se niega de manera terminante.
Milei y su "mesa chica" habrían optado, de momento, por demorar la designación del ex presidente del BCRA, especialmente, otorgarle superpoderes a un hombre que se sabe tiene muchas ansias de poder.
Sturzenegger comparte la opinión de Milei sobre la necesidad de "destruir" el Estado, como no hace mucho el propio jefe del Estado lo dijera públicamente, cuando se comparó con "un topo".
Por eso la idea presidencial es otorgarle estatus de "desregulador" a Sturzenegger, quien para ese fin tiene la intención de quedarse con varias áreas, como la Secretaría de Minería, el INTI (Instituto de Tecnología Industrial) y Sanidad animal (Senasa), entre otras. Más que desregular, la idea sería eliminar algunos de esos organismos.
"Conmigo no queda ni un ñoqui", le prometió a Milei, algo que sonó como música en los oídos del Presidente.
Pero ello significaría podar atribuciones que ahora le corresponden a Caputo, para quien solo quedaría el manejo de Hacienda y Finanzas, el BCRA, la política fiscal, monetaria e inflacionaria. Para "Toto", esto sería poco menos que una invitación a irse.
Con algo de manejo político y mucho de instinto de supervivencia, Caputo armó una alianza con su tocayo Santiago y con Francos; los tres le advirtieron a Milei acerca de la inconveniencia de empoderar a Sturzenegger.
Así planteadas las cosas, el ingreso de Sturzenegger podría aplazarse al menos hasta que el jefe del Estado considere que esté consolidada la baja de la inflación y el superávit fiscal, cuestiones sobre las que le reconoce mérito a Caputo, visto que la convivencia de ambos en el Gabinete podría convertirse en una bomba de tiempo para su gobierno.